De: César Muñoz
Para: Alejandra Ortiz

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No es raro engancharse por e-mail, lo extraño y para festejar es enamorarse. Si me escribes se mueve lo imprevisible: esa ternura tan difícil de despejar para que el sexo y la vida en general tengan sabor, sepan a algo. Esta noche me hubiera gustado llevarte a cenar y vagabundear por las calles de Montevideo o París. Paso a contarte algo de mí, estoy casado y tengo tres hijas. Ello no me impide estar abierto a la vida. Mi novela basada en la vida de Pizarnik, me tuvo a maltraer durante más de un año, estuve de modo insólito perdidamente enamorado de ella. En algunas lecturas que hice del texto en público, lo dije y la gente me creyó loco. Sí, estoy loco, como vos y como todos. La diferencia es que me animo a decirlo, yo, un ser a los ojos de otros, el colmo de la normalidad, escritor y profesor más o menos reconocido, pero consciente de que lo único que ilumina es la pasión por la mujer, por la literatura, por la música, por, por, por... Hace un par de años, escribí un librito de poemas que se titula Amantes y como digo en la contratapa "Si la desgracia puede ser dicha, la levedad del hallazgo poético es una insinuación que cruza la escena de una vida, un pulso inverso que resiste tormentas. Por eso, si en las gradas del teatro, el verde de un parque o en la calle alguien se dispone al encuentro, es preciso estar alerta". Así es que, querida Alejandra, si te has dispuesto al encuentro, alerta. El correo electrónico me detiene un poco, no sé a quien le escribo pero lo hago, sabedor de que en Internet ciertas relaciones pueden ser puro desencuentro, no obstante, la vida continúa. Como dicen los Beatles, Let it be.


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posted by Patricia Venti at 10:32 |


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