16 oct 2007
ESCRITORES

Frente a la cúpula de los inválidos, el Pensador reflexiona acerca de aquellos que se lanzaron del Buttes-Chaumont. En el Flore, donde se veía a Bataille, a Hemingway, Mauriac, sólo hay jovenzuelos de rostros famélicos, con el uniforme del posmoderno de luxe. De igual forma ocurre en Les Deux Magots y en el Café de la Mairie a donde iban Bonnefoy, Du Bouchet y escritores jóvenes. Es lamentable la desaparición de los cafés literarios. Cada artista está escondido en su guarida, garabateando palabras y gestos indecibles. En el Café Lamarche conocí a varios escritores latinoamericanos, fue una experiencia decepcionante. Para ellos la literatura es una autobiografía lacrimosa, contada de una manera tan aburrida que a su lado los anuncios de tampones son un “thriller”. En el grupo habían dos colombianos, uno con ínfulas de gigolo y otro, hijo de un famoso pintor colombiano. Este último me preguntó: "¿Vives de la literatura?". Tomé aire y le dije muy seria: "No, vivo de limpiar retretes". Aquella gentuza hacía su mejor esfuerzo por interpretar bien el papel de intelectual. Ya se sabe: ser escritor constituye una cosa terrible, pero dos literatos juntos son como dos ratas en la misma trampa.

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posted by Patricia Venti at 23:22 |


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