
El despertador suena con su ruido infernal, las voces de la radio aturden la conciencia.
Con el tiempo me he convertido en una enferma. Yo-mi- conmigo-misma dando vueltas alrededor del otro yo: camino al espejo, haciendo la comida, absorbiendo la sopa... acción cotidiana, simple, austera... Estoy poseída de abstracción mística. Escucho reiteradamente el mismo disco... Pasa el último tranvía y me abro paso entre un tumulto de gente. Y estoy sola en todas partes, en la calle y en mi casa y en las aulas. Oigo tu voz "dulces sueños, darling... "