No sé que ocurrió anoche. Nos fuimos todos a la cama alrededor de las once y media. En la madrugada, mi perro Zulú tuvo convulsiones, salivación excesiva y la casi perdida de consciencia. Logramos que viniera el veterinario a las cuatro de la mañana. Le inyectó valium, al rato morfina. El animal seguía sin reaccionar, intentó anestesiarlo, tampoco funcionó. Finalmente utilizó otro tranquilizante. Hace un rato, por teléfono nos dijo que el perro se intoxicó con una planta o lo envenenaron. Y lo mas probable, es que muera. La verdad, esto es un golpe muy fuerte para nosotros. Lo amabamos, lo sacamos de un albergue de animales abandonados, lo queriamos como parte de nuestra familia y ahora encontró la muerte precisamente aquí. En estos momentos, al mirar por la ventana, un pajaro me observa mientras me corren las lagrimas por la cara y emite unos graznidos como si esto pudiera consolarme.
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