El corazón es un organo que late rítmicamente y no se detiene por penas ni amarguras. Al terminar la jornada, me he quedado sobre el viejo sofá contemplando la soledad de costumbre.
Del-entonces- y- el allí- sobran las respuestas- y aún así:
¿Cuándo dejaré de sentirme la niña abandonada?
¿Cuándo dejaré de llamar a un número sin línea?
¿Cuándo dejaré de sentirme la niña abandonada?
¿Cuándo dejaré de llamar a un número sin línea?
¿Cuándo dejaré de pensar en el suicidio?