Me siento frente al televisor
y administro el sufrimiento
en pequeñas dosis.
En vez de entonar
letanías,
bebo hasta emborracharme.
Con cansancio,
miro a mi alrededor,
y encuentro
el dolor del padre en
viaje solitario hacia el mezzo del cammin.
Aquí estoy,
negada,
sombría,
haciendo mi historia en los márgenes
en tanto encuentro la salida.
De madrugada,
casi en duermevela
oigo que alguien me dice:
“toma tus maletas
y prepárate para el abismo postergado”
Pero, cuál es la diferencia entre
estar despierta o dormida,
si nunca se llega
al sosiego,
vale decir
días silenciosos en blanco.
Etiquetas: Poema