Madrid, 20 de mayo 2004
Cuando las palabras no sirven para unir, entonces es mejor el silencio.
Romper nuestra amistad me causa un gran dolor. Han pasado siete años desde aquel día que por casualidad o destino nos cruzamos en una librería, y desde entonces comenzamos a compartir momentos, preocupaciones, alegrías y tristezas. ¿Como podría olvidar las reuniones en Pontones, las tardes de cafés, la fiesta en Ibiza, los amores contrariados, algunos secretos inconfesables, cosas que se escapan de la memoria? Si, es difícil olvidar el tiempo vivido y sufrido junto a las personas que amamos. Siento que nunca hubo traiciones entre nosotros y mal que bien, fui fiel a mi misma. No quiero llenar esta carta de palabras edulcoradas, solo decirte que cuando los caminos se bifurcan, ya no hay regreso posible. Suerte, y que si existe un dios, le pido que te proteja. Gracias. Patricia
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